Aprender a mezclar es un camino largo, son horas de práctica y de lidiar con dos millones de tutoriales y artículos en internet sobre ello. A veces, nos centramos demasiado en aprender aspectos técnicos y creemos que nuestras malas mezclas de solucionan a través de complejas técnicas, pero no siempre es así, de hecho muchas veces es todo más fácil de lo que creemos.
Hoy vamos a ver algunos errores de mezcla que todos cometemos y que podemos dejar de hacer ahora mismo.
Volumen alto en los monitores
Cuando tenemos el volumen de los monitores alto estamos aumentando la presión sonora (SPL) que llega a nuestros oídos, y eso crea fatiga auditiva, es decir, nuestros oídos comienzan a cansarse y dejan de recibir el sonido como deberían. Por otra parte, tendemos a subir el volumen de nuestros monitores para disfrutar, ya que a volúmenes altos todo suena bien (incluso las mezclas de Kiko Rivera en algunos casos), eso hará que nos parezca tener una mezcla optima y eso se junta con la ilusión que genera el crear nuestra nueva super canción pensando que hemos hecho el mejor trabajo de nuestra vida… ¡Si a disfrutar, pero no nos auto-engañemos!
No utilizar bien el botón “solo”
El botón “solo” es uno de los más peligrosos de tu DAW. Ten en cuenta que cuando mezclas no estás trabajando para que ese bajo o ese bombo suenen bien solos, estás trabajando para que al final, un grupo de pistas (todo el proyecto) suene bien al unísono.
Cada vez que utilizas esta función estás derivando toda tu atención a esa única pista que has seleccionado, y es muy probable que entres en lucha para conseguir que esta suene bien como tal sin fijarte como se está compenetrando con el resto de pistas.
De hecho, las buenas mezclas hacen que las pistas por individual suenan mal, cuando reducimos un poco de graves a un bombo es por que estamos compensando esa pérdida con una pista de bajo potente que se compenetre con el bombo, si escuchamos el bombo en “solo” veríamos que le falta cuerpo y fuerza por todos lados.
Mezclar sin sentido
Cada retoque que hacemos en nuestra mezcla debería ser una reacción de lo que percibimos de nuestros monitores, a pesar de parecer lógico no siempre se ve así.
A veces nos dejamos llevar por reglas estandarizadas o por seguir los pasos que hizo aquel productor en aquella masterclass que vimos el otro día, solucionamos problemas que no existen o arreglamos asuntos que no necesitan ser resueltos, nos dedicamos a ser proactivos en vez de reactivos.
Mezclar demasiado
Mezclar es algo que avanza muy rápido al principio y que llega a un momento en que el progreso se estanca, esto dependerá de tus habilidades y experiencia lógicamente.
Si ya llevas un tiempo en este, sabrás que cuando empezamos una mezcla sabemos por donde atacar, sabemos que ese sinte hay que ecualizarlo de tal manera o que tendremos que hacer X cosa para que ese bombo y bajo suenen bien, no obstante llega un punto en el que ya no avanzamos tanto como al principio, a pesar de emplear el mismo tiempo o más en indagar “a ver cómo mejoramos esto”.
En la mayoría de los casos no merece la pena seguir, sobretodo si tienes otros proyectos por acabar ya que será mejor que pases al siguiente trabajo y sigas aprendiendo y finalizando mezclas o producciones.
¿Podrías seguir indagando y aprender más? Quizás si…Pero lo más probable es que después de darle 20 vueltas acabes cansado y además de no aprender, perderás la motivación. Bounce del proyecto, y a por otra cosa.
Conocer donde tenemos ese punto nos ahorrará mucho tiempo y salud mental.
No estar concentrado
A más tiempo pasamos escuchando nuestra mezcla más propensos somos a entrar en un bucle en el que creemos que “todo suena mal”, por ello, a medida que pasan las horas más difícil es tomar decisiones oportunas. Esta lucha de objetividad es a la que nos enfrentamos cada vez que nos sentamos delante del ordenador y a antes lleguemos a darnos cuenta, más dolores de cabeza nos ahorraremos.
No por ello digo que mezclar un proyecto nos debería llevar el menor tiempo posible, ya que esto requiere su trabajo, pero si quiero decir que aprovechemos al máximo el tiempo que empleamos mezclando. Deja el Whatsapp, dile a tus amigos que ya tomarás esa birra, o a tu novia que hablarás con ella por la noche, y ya ni hablo de cosas que nos desconcentran y además son más banales que las personas que queremos, hablo de redes sociales varias, juegos del móvil y demás excusas para perder el tiempo
Saturar tus mezclas
Cómo ya sabrás el streaming se está convirtiendo en el sistema líder de consumo de música, por ello es aún más inútil limitar en exceso tus mezclas.
¿El motivo? Tanto como Spotify, YouTube o Apple Music trabajan con un sistema que normaliza el volumen de todas las canciones que pasan por su plataforma. Esto significa que las canciones con un volumen muy alto se verán reducidas mientras que las canciones con mucho headroom de margen se amplificarán.
Y te aseguro que pocas cosas dan más rabia que sacrificar la nitidez de nuestra mezcla con tal de conseguir un poco más de potencia y que luego venga esta gente a bajarnos el volumen… Resultado, algo saturación y encima sonando flojo: es como tener disfunción eréctil y pérdida de libido a la vez.
Exacto, he dicho headroom y con esto estamos hablando de dinámica. Mientras que hace un tiempo el objetivo de la loudness war era ver quien sacaba el disco con más volumen en esta nueva generación tendrán ventaja aquellas mezclas que cuenten con dinámica, listas para que el algoritmo de estas plataformas juegue en su favor y no en su contra.
Por esto se recomienda no obsesionarse demasiado con poner muchos limitadores en el canal master ni volverse loco con el nivel RMS que conseguimos
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