¡Hola, producer! En la entrada de hoy queremos hablar de las distintas fases que componen el proceso de creación de una obra musical de principio a fin. Estas son las fases de producción, mezcla y mastering.
Muchos productores, sobre todo aquellos que están empezando, a menudo tienen ideas equivocadas sobre qué se hace exactamente al masterizar un tema, o no saben bien cuál es la diferencia entre mezcla y masterización.
No nos cabe la menor duda de que conoces estos tres conceptos, pero ¿sabes realmente en qué consiste la producción, mezcla y mastering y en qué se diferencian?
Fase de producción
La producción es la fase creativa del proyecto. Esta etapa comienza con la búsqueda de los diferentes elementos de nuestra canción (bombo, bajo, hi hats, claps, snares, pads, leads, efectos…). Posteriormente, estos elementos se editan y tratan con herramientas de procesamiento, como pueden ser los efectos de audio o MIDI, los compresores, los ecualizadores…
Esta fase también incluye la parte de estructuración y arreglos. En esta parte, los productores organizamos los diferentes elementos para crear el tema de principio a fin, y hacemos las ediciones finales que sean necesarias antes de dar la producción por terminada.
Aquí también es donde entran en juego las automatizaciones con las que modularemos ciertos parámetros para crear cambios y dinamismo en la narrativa de la canción.
La fase de producción requiere de una combinación entre creatividad y conocimientos técnicos. Por un lado, necesitarás tener suficientes capacidades creativas como para seleccionar bien tus elementos, y desarrollarlos de tal forma que tu obra suene musicalmente bien.
De hecho, es importante cuidar cada paso de cada fase del proceso, especialmente desde la selección de los elementos. Si los elementos no están bien seleccionados desde el principio, es muy probable que acaben dándonos problemas más adelante y tengamos que deshacer para volver a rehacer.
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Fase de mezcla (y premezcla)
La mezcla (o mixing) es el proceso que se aplica cuando hemos terminado la fase de producción, es decir, cuando ya tenemos todos los elementos creados y estructurados al completo.
Sin embargo, no es del todo recomendable dejar todo este trabajo para cuando ya hemos acabado el track. Conviene ir haciendo pequeñas mezclas a medida que avanzamos (aunque esto depende de las preferencias de cada productor). Esto es lo que se conoce como “premezcla”.
El objetivo de la fase de mezcla es lograr que las pistas de un proyecto suenen cohesionadas en términos volumen, frecuencia, dinámica, panoramización e imagen estéreo. La idea de hacer una buena mezcla es, básicamente, conseguir que nuestra música suene bien en la mayoría de los sistemas de sonido.
En otras palabras, en esta fase lo que vamos a hacer es, entre otras cosas, ajustar el volumen de cada una de las pistas para lograr un buen balance entre todas. También haremos ajustes frecuenciales en los diferentes elementos para que cada uno de ellos ocupe el lugar que le corresponde en el espectro frecuencial y no se solapen las frecuencias entre sí.
Si queremos mezclar bien, necesitamos fundamentalmente dos cosas: conocimientos técnicos y un oído entrenado. Para lograr esa cohesión musical entre las pistas, debemos aplicar una serie de técnicas de balance, ecualización, compresión, etc. Estas técnicas pueden aprenderse a base de formación, mientras que para desarrollar tu oído necesitarás tiempo, entrenamiento y practicar una y otra vez en tu home studio.
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Fase de mastering
Para terminar, llegamos a la última etapa del proceso, que es la etapa de mastering o masterización. El mastering consiste en aplicar una serie de procesos para exprimir al máximo el volumen general de nuestro tema (el del canal master). Se trata de la fase que sigue a la mezcla y la que da por concluido el proceso de creación de nuestra obra musical.
Es muy común confundir el proceso de mezcla con el de masterización, sobre todo si eres nuevo en el mundillo. Sin embargo, es fundamental conocer bien en qué se diferencian estos dos procesos. Si lo tenemos claro, sabremos a cuál de ellos recurrir cuando queramos rectificar algún problema de audio o mejorar la calidad general del sonido.
Hemos dicho anteriormente que la mezcla se centra en cohesionar las pistas de un proyecto. Bien, lo que hacemos en la fase de mastering es aplicar procesos al master o a las pistas individuales (lo que se conoce como “mastering por stems”). Todos estos procesos están orientados a aumentar la ganancia todo lo posible sin que la señal llegue a distorsionar.
Algunos productores tienen la idea equivocada de que el mastering sirve para arreglar los problemas de las fases de producción y mezcla. Sin embargo, esto dista mucho de la realidad, pues la masterización no consigue maquillar ni arreglar nada que haya ido mal en estas fases.
Por tanto, cuando produzcas tus temas, debes intentar que tu sonido suene lo más limpio y balanceado posible antes de aplicar cualquier proceso de mastering. De lo contrario, correrás el riesgo de que cualquier error o problema se vea multiplicado por el aumento de ganancia generado durante la última etapa.
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